Durante esta temporada de incendios forestales vivimos uno de los peores desastres ecológico del país. Las llamas consumieron más de 432 mil hectáreas, un aumento del 245% en comparación con la temporada anterior, convirtiéndose en la segunda más destructiva de nuestra historia.

La región más afectada fue la del Biobío, quemándose 43% de la superficie total, seguida por la Araucanía y Ñuble, que sufrieron un 22% y 13% respectivamente.

Cuando la ciudadanía nos preguntó si se podían restaurar los ecosistemas después de un incendio, afirmamos con un sí, y eso es justamente lo que estamos haciendo. 

Nuestro plan no solo busca restaurar los ecosistemas dañados, sino también fortalecer a las comunidades locales, involucrándolos activamente en esta tarea y en el cuidado del medio ambiente.