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Gracias a los voluntarios. Por la energía, la buena onda, las risas, las ganas y el corazón que pusieron en cada uno de esos 2.000 árboles nativos que plantaron. Sin ustedes, esto no habría sido posible.
Gracias a Gnomo. Por confiar en nosotros nuevamente, por ser parte de la restauración de los bosques nativos, por ser una marca consciente con el medioambiente y por generar cambios reales.
Gracias a la comunidad de Reforestemos. Por sus mensajes y palabras de aliento, aunque fue la distancia (y muchos con ganas de venir), nos dieron la fuerza y el sentido para seguir adelante. Y no se preocupen que aún queda muchísimo por reforestar y se necesitan manos para esta misión.
Esta lenga número 2.000 es mucho más que un simple árbol, es el símbolo de un trabajo colectivo que involucró a muchas personas, desde nuestros viveristas desde el día 0 hasta cada voluntario que estuvo aquí y aportó en su reforestación.
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Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.