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En los últimos meses, la frase ha estado en boca de científicos, políticos y activistas ambientales: restauración de ecosistemas. Pero, ¿qué es exactamente un ecosistema y cómo puede restaurarse? Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) prepararon esta guía educativa con todo lo que tienes que saber para responder a esta pregunta.
En el campo de la biología, se define un ecosistema como aquel sistema compuesto por un conjunto de organismos diferentes, que interactúan entre sí y con las condiciones del medioambiente en el que habitan, también llamado hábitat. Los ecosistemas están formados por factores bióticos, o elementos “vivos”, tales como bacterias, mamíferos, humanos o cualquier otro agente vivo, y por factores abióticos, o elementos “no-vivos”, que componen los factores preponderantes e inamovibles del medioambiente como aire, agua, rocas y minerales.
Muchos son cruciales para las sociedades, ya que proporcionan agua, alimentos, materiales de construcción y otros elementos esenciales. También brindan beneficios para todo el planeta, como la mitigación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad. Pero en las últimas décadas, el hambre de la humanidad por la extracción de recursos ha llevado a muchos ecosistemas al límite. A continuación se describen los principales tipos de ecosistemas y algunas de las cosas que pueden hacerse para revivirlos.
Para satisfacer el hambre de la humanidad por tierras y recursos, se destruyen bosques ininterrumpidamente. La tala, el corte de leña, la contaminación, las plagas invasoras y los incendios forestales están dañando lo que queda. Restaurar los ecosistemas forestales significa replantar y reducir la presión sobre los bosques para que los árboles vuelvan a crecer de forma natural. Los sistemas alimentarios son uno de los principales factores que afectan la pérdida de bosques. Reconsiderar la forma en que las personas cultivan y consumen alimentos puede ayudar a reducir la presión sobre los bosques. Las tierras de cultivo degradadas y en desuso pueden ser ideales para la restauración forestal, lo que también puede significar la creación de pequeños espacios boscosos en paisajes que incluyan tierras agrícolas productivas y asentamientos humanos.
¿Sabías qué? Los bosques proporcionan un hábitat para 80% de las especies de anfibios del mundo, así como para la mayoría de las aves y mamíferos.
Planta un árbol nativo aquí y recuperemos juntos los bosques nativos.
El agua potable y abundante se ha convertido en un lujo. Los ecosistemas de agua dulce se han degradado por la contaminación, la sobrepesca y la infraestructura, así como por la creciente extracción de agua para el riego, la industria y los hogares. Restaurar significa detener la contaminación, reducir y tratar los desechos, gestionar la demanda de agua y peces y reactivar la vegetación por encima y por debajo de la superficie.
¿Sabías qué? Muchos peces comen insectos, por lo que los ríos pueden restaurarse permitiendo que crezcan más plantas amigables con los insectos en sus orillas.
En las regiones montañosas, eliminar la vegetación de las pendientes para la agricultura o la vivienda puede provocar una erosión peligrosa y contaminar los ríos en su origen. Las altas temperaturas están obligando a las especies, los ecosistemas y las personas a adaptarse o moverse. Podemos contrarrestar esta tendencia reviviendo los bosques y restaurando la protección que brindan contra avalanchas, deslizamientos de tierra e inundaciones. Los funcionarios pueden planificar presas y carreteras para evitar la fragmentación de ríos y otros hábitats. Técnicas agrícolas como la agrosilvicultura pueden ser más resilientes frente al cambio climático.
¿Sabías qué? Al menos 600 glaciares han desaparecido en las últimas décadas, lo cual afecta el suministro de agua para miles de millones de personas que viven río abajo.
Los ecosistemas marinos están siendo atacados por la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación. Pero las soluciones son tan comunes como las amenazas. Los gobiernos y las comunidades pueden hacer que la pesca y el uso de los manglares sean más sostenibles. También pueden tratar adecuadamente las aguas residuales y otros desechos y evitar que la basura plástica ingrese al agua. Los arrecifes de coral, los manglares y los pastos marinos deben gestionarse con cuidado y restaurarse activamente para que los océanos sigan sustentando miles de millones de medios de vida en todo el mundo.
¿Sabías qué? El pasto marino es un campeón climático oculto, ya que captura carbono hasta 35 veces más rápido que el bosque tropical.
Las turberas y sus enormes reservas de carbono y agua se están drenando y convirtiendo en tierras agrícolas, lo cual se suma a su degradación por el fuego, el pastoreo excesivo, la contaminación y la extracción de turba. Evitar el peligroso cambio climático significa retener el carbono de las turberas tal y como está: húmedo y en el suelo. Al mismo tiempo, debemos volver a humedecer y restaurar las turberas degradadas, por ejemplo, cerrando canales de drenaje, con el fin de detener sus emisiones,y proteger plantas y animales.
¿Sabías qué? Las turberas cubren solo 3% de la tierra del mundo, pero almacenan casi un tercio de todo el carbono en su suelo.
Los matorrales, los pastizales y las sabanas están siendo sobrepastoreados y erosionados, convertidos a la agricultura e invadidos por especies exóticas. Podemos ayudarlos a recuperarse limpiando la vegetación leñosa y volviendo a sembrar pastos nativos. Las plantas y animales perdidos pueden reintroducirse y protegerse hasta que sus poblaciones se recuperen. Los pastores y otros usuarios deben tener un papel importante en los planes para gestionar estos ecosistemas de forma sostenible.
¿Sabías qué? Hace millones de años los humanos evolucionaron en los pastizales y las sabanas.
Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.