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¿Qué es el bosque esclerófilo y qué especies lo habitan?

Los ecosistemas de Chile son únicos y sus bosques están lejos de ser la excepción. El esclerófilo, palabra proveniente del griego sklērós “duro” y phýllon que significa “hoja”, se encuentra solo en cinco lugares del mundo y nuestro país tiene el privilegio de ser uno de éstos, junto a Sudáfrica, California, Australia y la cuenca del Mediterráneo.

Tal como lo dice su nombre, el bosque esclerófilo cuenta con especies de hojas duras y entrenudos cortos, lo que les permite adaptarse sin problemas a climas del tipo mediterráneo. ¿Qué significa esto? Que pueden crecer en lugares con inviernos lluviosos y veranos secos, en condiciones semiáridas; soportar prolongados períodos de sequía y fuertes diferencias de temperaturas entre el día y la noche.

Pese a esto, sus hojas se mantienen verdes todo el año. De hecho, a diferencia de otros árboles, no mueren ni caen como las de otras especies en otoño, sino que se van renovando durante el año. Esto, ya que gracias a una capa de cera -llamada cutícula- evitan que se escape la humedad por la evapotranspiración. Además, sus raíces profundas permiten que capten agua de las napas subterráneas y así no depender solo de las precipitaciones.

Pero esto no es todo. Las especies del bosque esclerófilo no solo destacan por permanecer siempre verdes, sino que son primordiales para fortalecer y proteger el resto de nuestra naturaleza. Funcionan como hogar y refugio para nuestra fauna; controlan la erosión del suelo, brindan protección a las cuencas, retienen y acumulan aguas de las montañas, limpian y purifican el aire, entre tantos otros beneficios más.

Especies que lo habitan y que nosotros, además de otros árboles, plantamos: 

  • Quillay: árbol perennifolio, de copa globosa, que alcanza hasta 20 metros metro de diámetro. Sus hojas son duras 5 cm, color verde claro brillantes y tiene 4 a 8 dientes en el borde. Flores verde blanquecinas con forma de estrella. Su fruto es una cápsula de forma estrelladas con muchas semillas aladas en su interior. Revisa más detalles aquí.
  • Peumo: árbol perennifolio, de follaje denso y coloración verde oscuro. Alcanza 20 metros de altura y hasta 1 metro de diámetro máximo. Su corteza es delgada, de color verde claro, y se agrieta a medid que envejece. Sus hojas son duras, alternas, anchas y aovadas, algo onduladas. Sus flores, amarillo-verdosas, se presentan como densos racimos. Su fruto es una drupa de color rojo, con semillas grandes y pesadas. Revisa más detalles aquí.
  • Litre: árbol perennifolio, de copa globosa. Alcanza hasta 15 metros de altura y 0,5 metros de diámetro máximo. Es común encontrarlo en forma arbustiva. Sus hojas son bastante características, pues su coloración verde contrasta muy bien con la nervadura y bordes amarillos. Su floración es abundante y atrae muchos insectos, para luego generar un montón de frutos amarillo-crema que contienen solo una semilla en su interior. Revisa más detalles aquí.

Otras de sus especies:

  • Boldo: tolera sequías y suelos pobres, requiere cierta humedad ambiental y no tolera heladas. En forma natural alcanza más de 10 m de altura, de tronco corto y ramificado de hasta 1 m de diámetro. Sin embargo, dado el continuo aprovechamiento que ha tenido para leña y carbón, y a su capacidad para rebrotar, es frecuente encontrarlo como un arbusto, con varios troncos delgados que nacen desde el tocón o cepa original.
  • Belloto del Norte: árbol siempreverde, de copa ovoidal y con ramas cilíndricas y ramillas densamente ferrugíneo- tomentosas, comprimidas hacia los nudos, que puede alcanzar hasta 25 m de altura y un diámetro de copa de hasta 8 m. Fuste recto y cilíndrico, hasta 1 m de diámetro, de corteza gruesa y de color café-grisácea. Hojas simples, opuestas, coriáceas, de forma aovadas con margen entero, de 4 a 12 cm de longitud por 1,5 a 6 cm de ancho, pecíolos de 10 a 12 cm de longitud, de color verde brillante en el haz y verde pálido, opaco, en el envés; aromáticas, de margen ondulado.
  • Maitén: árbol siempreverde, de copa ancha con ramas delgadas y colgantes, que puede alcanzar hasta 20 m de altura. Fuste recto, aunque a veces es algo torcido, de corteza lisa y color gris ceniza. Hojas simples, alternas, elípticas lanceoladas, de extremos agudos de 2 a 5 cm de largo, cortamente pecioladas, con borde levemente aserrado y subcoriáceas. Las flores son pequeñas y muy numerosas, de color verde amarillento.
  • Palma chilena: la única palmera endémica de Chile continental tiene un característico tronco recto, similar a una columna que se angosta hacia la punta, lo hace una especie fácil de reconocer y diferenciar de las palmeras exóticas. Puede llegar a los 30 metros de altura en ejemplares longevos, que pueden llegar a los 1.000 años. Antiguamente, se encontraba en grandes concentraciones en la zona central, las que fueron disminuyendo con los años producto del uso de suelo para agricultura y vivienda, y explotación de su madera, frutos y savia, de la que se obtiene la miel de palma. Su estado actual es Vulnerable, conservándose solo el 2% de su población original.

¿Por qué reforestar?

Nuestra misión es recuperar áreas de alto valor ecológico a través de la reforestación. Lo hacemos, porque los ecosistemas sanos forman la base de un mundo sustentable, y porque es nuestra manera de dejar el mundo mejor que como lo encontramos. ¡Reforestemos juntos los bosques nativos de Chile! Haz click aquí para plantar un árbol.

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Soledad Corti Otaegui

Soledad Corti Otaegui de Chile ha plantado 1 árbol en la Patagonia.